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¿Quién no cometió equivocaciones alguna vez? Unas son más comunes que otras, y los errores en las finanzas personales son ese casillero del Juego de la Vida en el que, sí o sí, todas las personas caemos alguna vez. Es inevitable.

De las metidas de plata se aprende, y detectarlas también te puede ayudar a evitarlas. Porque, muchas veces, nos equivocamos simplemente por desconocimiento. Al menos, esto es lo que suele pasar cuando de economía personal se habla. ¿El mejor remedio? Educación financiera. ¡Y para eso estamos acá, corazón!

Así que basta de bla bla bla, y vamos a ver cuáles son los errores financieros más comunes, para evitarlos más fácil que a tu ex.

1. Tener miedo a invertir

¿Creés que invertir es solo para personas adineradas? Ay… si estás en el grupo que siente esto, te daríamos un abrazo motivador. ¡Tranqui, no es así!

Si te sobra algo a fin de mes, no hay manera de dejarlo debajo del colchón. Dicho método poco sirve: entre la inflación y la devaluación, el yaguareté del billete de $500 desaparece como si Thanos hubiese chasqueado los dedos. Es por eso que la inversión es una buena idea, incluso si no te sobra tanto a fin de mes.

Un hombre joven se tapa la boca con cara de sorpresa. Usa anteojos, una remera con rayas amarillas, y una camisa con flores.

Acá tenés algunos consejos para no meter la pata y ahuyentar esos miedos:

  • No inviertas plata que necesitás para gastos personales o para pagar obligaciones.

  • Podés invertir tu fondo de emergencias, siempre y cuando sea en un instrumento en que recuperes tu dinero a corto plazo, entre 24 y 72 horas.

  • Nunca inviertas en negocios o productos que no entiendas. Preguntando se llega a Roma, y siempre es mejor investigar y estudiar fuerte antes de tirarte a la pileta. ¡Aprovechá Internet! Hay miles de videos que explican fácil y siempre tenés este blog para sacarte las dudas.

  • Revisá de vez en cuando los productos o instrumentos en los que invertiste, sobre todo si son tendientes a la volatilidad.

  • Diversificá. No dejés todos los huevos en una canasta.

¿Te sigue dando cuiqui? ¿Considerás que te falta información? Recurrí a una persona experta que te guíe o que lo haga por vos. Eso sí, te podría cobrar una comisión, pero realmente -en general- lo vale. 

2. Creer que las tarjetas de crédito descontrolan tus finanzas

A diferencia de lo que pensás, las tarjetas pueden ser muy útiles -y hasta aliadas de tu bolsillo- si las usás bien. Lejos de significar deuda inmediata, las ventajas de las tarjetas de crédito son varias:

  • Ayudan a comenzar un buen historial crediticio. 

  • Sirven para momentos de emergencia. 

  • Te permiten acceder a cuotas y descuentos.

Obviamente, como muchas de las cosas, no son malas en sí mismas, sino por el uso indebido que les damos. Por eso, tratá de evitar malos hábitos para no “manifestar” tu propio destino, ¿viste? 

Es importante no perder de vista que lo que comprás hoy con la tarjeta, vas a tener que pagarlo con dinero en algún momento. El “después vemos cómo hacemos”, puede parecer divertido, pero no está bueno para tu bolsillo. Si tenés una aplicación en el celu con los movimientos de la tarjeta, andá pispeando de vez en cuando para no llevarte una sorpresa más adelante.  

-Usarla para financiar todos los caprichos. ¿Tantos gustitos fuera de presupuesto tuviste que tarjetear este mes? Esa remerita carísima que compraste en doce cuotas con interés, podría estar gastada para cuando la termines de pagar. 

-Ignorar el monto mensual a pagar producto de una compra en cuotas. Pediste una consola de video, y sin pensar elegiste pagarla en 3 cuotas, pero ahora te das cuenta que es mucha plata por mes. Vas a tener que ajustar un poco el cinturón por no haber hecho una cuenta con más detenimiento. 

-Venís pagando el mínimo del resumen de la tarjeta en los últimos 6 meses. 

-La prestás pero después te da cosita recordar que te den la plata para pagar las cuotas de lo que compraron. [Inserte sticker de Mirta diciendo “¡así no, así no!”]

3. Convencerte de que podés llevar tu presupuesto mentalmente

No te acordás qué almorzaste ayer, ¿y pretendés acordarte en qué gastaste cada centavo a lo largo de un mes? ¡No hay forma! Amigate con los presupuestos, clasificá gastos, identificá en qué estás gastando más de lo conveniente. Hay miles de herramientas para esto, y cero excusas.

4. Ir día por medio al cajero

Salvo que te guste la persona que trabaja en el turno mañana de la guardia, no tenés razones. Es pérdida de tiempo: ¿en serio usás tanto efectivo? Si ahora todo lo podés pagar con QR. Pero, además, puede ser también pérdida de plata gracias a las comisiones. Ah, ¿no sabías que te pueden estar cobrando por sacar plata?

Generalmente, si tenés Caja de Ahorro y usás un cajero de la entidad de la que sos cliente, no tiene costo, salvo que sean cajeros ubicados por fuera de una sucursal, como shoppings, hospitales, o estaciones de servicio. 

Es importante no perder de vista que lo que comprás hoy con la tarjeta, vas a tener que pagarlo con dinero en algún momento. El “después vemos cómo hacemos”, puede parecer divertido, pero no está bueno para tu bolsillo.

Pero, si hacés operaciones en cajeros de otro banco, otra red —Banelco o Link— o en cajeros en el exterior, sí pueden cobrarte comisiones que suelen estar informadas en la web de tu banco. Y no es chamuyo, lo indica el propio Banco Central de la República Argentina.

Como ves, estos puntos no son nada del otro mundo. Son errores en las finanzas personales que podemos cometer a diario y sin darnos cuenta. O peor, a veces creemos que no hay forma de evitarlos. Pero… ¡sí se puede! En caso que te hayas dado cuenta que cometiste alguno de esta lista, ya tenés por dónde empezar. 

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