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¡Qué bueno que le querés sacar provecho al sesgo del progreso para optimizar tus finanzas! Este fenómeno psicológico puede ser una gran herramienta para que logres tus metas financieras con más motivación. Aquí te contamos todo para que lo uses a tu favor.

¿Qué es el sesgo del progreso?

El sesgo del progreso o efecto de gradiente de meta -del inglés: Goal Gradient Effect- es un fenómeno psicológico que describe cómo las personas tienden a esforzarse cada vez más a medida que sienten que están más cerca de alcanzar una meta. 

Si bien se trata de un efecto que fue identificado por primera vez en estudios con animales, se sabe que las personas también tenemos esta tendencia en diversas áreas, desde la productividad y el trabajo, hasta las finanzas personales.

Pero, ¿qué puede tener de malo un sesgo que finalmente funciona como  un motivador para llegar al objetivo? La cosa es que, así como te motiva, también te puede generar estrés o frustración cuando no avanzás lo suficientemente rápido, o si la meta parece inalcanzable. Veamos bien de qué se trata esto.

¿Cómo funciona el sesgo del progreso?

La teoría detrás del sesgo del progreso sostiene que la motivación va en aumento a medida que llegás al objetivo. Es decir que, cuando sentís que estás más cerca de cumplir una meta, le ponés más garra para lograrlo. 

¡Ojo, mucha atención aquí si sos autoexigente, porque la vara será cada vez más alta! 

Ejemplos en la vida cotidiana:

  1. La famosa tarjeta de puntos: 

¿Qué te pasa cuando un comercio te da una tarjeta de recompensa en donde se tachan logros cada vez que hacés un consumo? ¿Te motiva más participar de esa propuesta si en esa primera compra ya arrancaste tachando uno o más logros?

Este es uno de los ejemplos más comunes del sesgo del progreso: los programas de fidelización de clientes. 

Un estudio demostró que cuando a los clientes se les da una tarjeta de recompensa con 12 espacios y los dos primeros ya están sellados, tienden a comprar más rápidamente para completar los sellos restantes, en comparación con una tarjeta con solo 10 espacios sin sellar. 

Aunque el número total de compras necesarias es el mismo, tu cabeza te juega una trampita, por lo que sentís que ya avanzaste y, por lo tanto, te esforzás más para alcanzar la meta.

  1. Pago de deudas

¿Te pasa que cuando pagás una deuda en cuotas o un préstamo, el arranque parece lento y hasta se siente desalentador, pero a medida que avanzás en los pagos querés liquidar esa deuda de una? Esto pasa cuando se activa el efecto del sesgo del progreso en vos.

No siempre se puede desembolsar todo junto, pero la emoción que provoca el hecho de poder terminar con esa deuda de una buena vez por todas es demasiado grande. Tanto así que, en algunos casos, incluso podrías hacer pagos adicionales para acabar más rápido con lo que queda.

  1. Ahorro para metas financiera:

Puede que te pase algo parecido al ejemplo anterior, pero con objetivos más copados que el solo hecho de pagar deudas, como por ejemplo: ahorrar para las vacaciones o comprar un auto (también si ahorrás para crear un fondo de emergencia). En estos casos es común ver una aceleración en el ahorro cuando la meta se percibe cercana. 

Al principio, puede parecer difícil de cumplir y cada aporte parece mínimo al ver lo que falta,  pero a medida que el saldo aumenta y se aproxima al objetivo, empezás a sentir ese impulso y, por ende, también comenzás a hacer esfuerzos extra, como reducir gastos innecesarios o aumentar la cantidad de lo que aportás cada vez.

Suena estimulante, no lo vamos a negar. Cuando sentís que estás más cerca de cumplir una meta, le ponés más garra para lograrlo.

Estas son las razones detrás del sesgo del progreso

El sesgo del progreso tiene su base en la psicología motivacional y el hecho de que se active en vos tiene más de una explicación:

  1. La percepción de logro parece más real y alcanzable a medida que te acercás a la meta. Esto genera un sentimiento de satisfacción y motivación por completarlo y es que alcanzar hitos pequeños durante el proceso refuerza la sensación de progreso y éxito.
  2. La reducción de la distancia psicológica entre el estado actual y la meta final se acorta. Al principio, una meta puede parecer abstracta y lejana, lo que la convierte en algo menos motivador. Sin embargo, cuando el objetivo se percibe tangible y cercano, el esfuerzo necesario para alcanzarla parece más manejable y hasta sentís que “vale la pena”.
  3. Aversión a dejar las cosas incompletas. Es posible que sientas incomodidad por dejar tareas o proyectos incompletos, lo que en psicología se conoce como el efecto Zeigarnik que, en concreto, refiere a la sensación molesta que finalmente motiva a las personas a concluir lo que han comenzado, sobre todo cuando ya han invertido tiempo o esfuerzo.

Cuando sentís que estás más cerca de cumplir una meta, le ponés más garra para lograrlo.

¿Cómo se aplica el sesgo del progreso en las finanzas personales?

El sesgo del progreso tiene implicaciones interesantes en la planificación financiera y la administración del dinero, ya que puede influir en cómo abordás el ahorro, el pago de deudas o cualquier otro objetivo financiero.  Estas son algunas maneras de aprovechar este sesgo de forma positiva:

  1. Dividir metas en pasos más pequeños: Esto es necesario cuando las grandes metas financieras se convierten en propósitos desalentadores. En cambio, si los dividís en objetivos más pequeños y alcanzables aumenta la motivación. 

Por ejemplo, en lugar de ahorrar $30.000 para un fondo de emergencia, podés establecer una meta de ahorro de $5000 por mes. De esta manera, cada vez que se alcanza un pequeño objetivo, se experimenta una sensación de progreso, lo que te va a incentivar a ahorrar cada vez más.

  1. Celebrar hitos intermedios. Con cautela podés recompensarte cuando alcanzás uno o más hitos intermedios, como por ejemplo, cuando completás el 25%, 50% o 75% del objetivo de ahorro. Este “premio” al esfuerzo, no solo estimula tu comportamiento, sino que también te mantiene con la motivación alta.
  2. Visualización del progreso. ¿Te animás a armar un gráfico o es mucho pedir? Una hoja de cálculo de Google, un Excel o alguna app te lo arma en un periquete. Lo que sea que te muestre los avances de un vistazo sirve para aprovechar el sesgo del progreso.

¿En qué casos el sesgo del progreso puede perjudicarte?

Cuando hay exceso de confianza por pequeños avances. Atenti, nada de relajarte en tu disciplina financiera, creyendo que ya estás cerca de tus metas cuando en realidad falta mucho. Suele pasar que si ves que tu ahorro crece ligeramente podrías empezar a gastar más. 

Si subestimás las deudas restantes. Lograr pagar una pequeña parte de una deuda grande no es sinónimo de bajar la guardia o a asumir más deudas.

Ante decisiones de compra basadas en logros financieros. Y sí, cuando se te va la mano con los premios o las recompensas. 

Bueno, bueno, bueno. ¡Qué temita, eh! Vimos las dos caras de una misma moneda. Vos, ¿con qué lado decidís quedarte?

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