4.9
(115)

Qué lindo verte por acá. El saber que te interesan estos temas nos dan ganas de seguir profundizando en notas que te hacen reflexionar un ratito, y que son tan cortitas que pueden leerse en un viaje en bondi o mientras está lista el agua para el mate. Hablemos simple sobre algo muy común hoy en día: el consumo compensatorio.

¿Qué es el consumo compensatorio?  

Es un fenómeno psicológico que se da cuando las personas adquieren bienes y servicios para mitigar emociones negativas, mejorar el estado de ánimo, o aumentar la autoestima. ¿Te suena? Es que si ya sos habitué por acá, seguro leíste 5 pasos para no caer en los gastos emocionales

Podemos hacer consumos compensatorios cuando tratamos de llenar un vacío emocional  o manejar el estrés. Parece más simple, pero no es más efectivo ni más barato que abordar directamente las causas subyacentes de nuestros sentimientos.

Características de este fenómeno psicológico

-Placer inmediato. En ciertos casos las compras brindan gratificación instantánea y una sensación temporal de felicidad o alivio. Y resaltemos una vez más la palabra temporal

-Neutralizar emociones negativas. Si experimentás tristeza, estrés, frustración, ansiedad, o soledad, y luego de comprar sentís que por un rato todo está mejor, es natural. Es el consumo compensatorio en su máximo esplendor. 

Culpa y arrepentimiento. Podríamos dejar solo esas dos palabritas, y entenderías perfectamente este ítem aún sin una descripción. Y es que cuando pasa la euforia de la compra, empezás a meditar si realmente fue una buena decisión. 

Aumento del estrés financiero. A largo plazo, el consumismo compensatorio puede llevar a problemas financieros, como deudas y dificultades para ahorrar, lo que puede aumentar el estrés y las emociones negativas, creando un ciclo vicioso.

Dejamos a mano dos notas preciosas que pueden ayudarte. 

Estrés financiero: ¿cómo sabér si lo experimentaste?

Estrés financiero: ¿cómo podemos intentar reducirlo?

Ejemplos cotidianos de consumismo compensatorio

🚩 Compras después de un día difícil. ¡Pfff! ¿Quién no se identifica con este punto? Batallaste de lo lindo en el trabajo, las cosas de la casa pesan, discutiste con alguien que querés, etc. En ciertas ocasiones te parece una buena idea comprarte una pilchita, una cosita inofensiva de bazar, o un accesorio para el teléfono. En ese instante podés experimentar algo de alivio. 

🚩 Terapia de shopping. Así como leíste. Pinta el bajón y enfilás para el centro comercial a comprar, no a ver vidrieras ni a pasear con alguien para charlar. 

🚩 Gastos durante momentos de baja autoestima: Por un momento te parece que tener las últimas zapatillas o el celu más picante podrían hacer que te miren y valoren de otra manera. 

Consecuencias 

  • Problemas financieros. Una cosa es comprarse un helado una vez a la semana cuando salís de trabajar, y otra es volverte cliente VIP de la zapatería.  La combinación de gasto excesivo y compras impulsivas pueden llevarte a acumular deudas.
    Y ojito, esto no se da solamente si tenés bajos ingresos. Con un buen sueldo y sin presupuesto podés meter la pata igual. 
  • Culpa y arrepentimiento. Llegó el resumen de la tarjeta, y ese buzo que pareció venir a solucionar todos tus problemas ya no es tan especial.   
  • Ciclo vicioso. Cuando se va el alivio temporal que te causó tu reciente compra, pensás que podrías adquirir algo más para volver a sentir esa plenitud de estrenar algo. Y ahí no más el espiral de consumo toca a tu puerta y te volvés un poco dependiente a largo plazo.  

¿Se puede evitar el consumo compensatorio?

¡Claro que se puede! No vamos a usar la palabra “fácil” o “rápido”, porque eso depende de cada persona. Pero enlistamos algunas sugerencias para que montes guardia y el consumo compensatorio no se vuelva parte de la rutina.  

  • Reconocer qué desencadena el deseo de comprar. ¿Cada vez que ves a determinada persona te ponés triste y querés salir a comprarte todo? ¿Venís pateando el mismo problema hace rato pero es más fácil ir de shopping que buscar apoyo? Identificá esas personas, emociones, o lugares y buscá alguna alternativa más saludable para lidiar con el tema, como charlar con alguien o asistir a terapia psicológica.
  • Pido gancho. Tomate un momento para encontrar eso que te hace bien y que no tiene consecuencias negativas para tu bolsillo. Estudiar algo nuevo, hacer ejercicio, aprender a tejer, incursionar en un hobbie, meditar con videos gratis de Youtube, o leer, son buenas opciones. ¡Y ni hablar si podés rodearte de gente linda que te haga el aguante!  
  • Dejá de improvisar con la plata. No estamos diciendo que ya no vas a poder comprar nada, sino que lo ideal es que abandones la impulsividad y planifiques tus consumos. Establecé un presupuesto, y si querés darte un gusto o hacer un regalo, consultá qué promos tenés con la tarjeta de crédito.

La ides es que seas protagonista de tu día a día, y por supuesto de tus finanzas. Por acá te dejamos herramientas como Plan Z, Cuotificar consumos, Pago Flex, Smartes, y la cuenta remunerada con el mejor rendimiento diario. Tu rol es adueñarte de todo eso y tomar decisiones que no comprometan tu bolsillo. 

¿Te identificaste con este tema? ¡Contanos! 

¿Nos contás qué te pareció este contenido?

Promedio 4.9 / 5. Cantidad de votos 115

Todavía no hay votos, ¡es tu oportunidad de primerear!

Nos rompe el corazón que la nota no te sirva

Danos la chance de mejorar, porfa.

¿Tenés alguna sugerencia? ¡Te leemos!