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SEGUNDA ENTREGA

Vos no nos ves mientras escribimos esto, pero nos tiramos el placard encima. Tenemos lentejuelas y las mejores pilchas -casi de gala- porque sabíamos que hoy recibiríamos muchísimo público. No es que tengamos la bola de cristal, es que la primera entrega sobre estrés financiero la rompió, así que sabíamos que volverían por más. 

En la nota anterior anticipamos qué temas trataríamos en esta ocasión, así que como lo prometido es deuda, vamos a avanzar sin tanta cháchara ni alharaca. ¡Estamos metiendo unas palabras que no tienen goyete! 

Familia, amistades, y plata

Las redes vinculares resultan clave en todos los aspectos de la vida. Desde que nacemos alguien nos cuida, más tarde nos enseña, nos aconseja, y hasta nos critica. Por lo general siempre nos rodeamos de otras personas que van cumpliendo diversos roles en nuestro desarrollo y con quienes tenemos un lazo de sangre, una relación laboral, una amistad, o una cercanía. 

¿Y si mezclamos plata con amistades y/o familia? Puede meterte en un berenjenal, pero no siempre es fácil mantenerlos tan separados. De hecho, saber que contás con alguien que pueda darte una mano, es fundamental. Hablamos de los padres que te prestan sin cobrarte interés, de los primos que la tienen clara con las finanzas y te aconsejan, o de Pachi que atiende el almacén y te banca hasta que cobres.

El tema es cuando los préstamos se vuelven recurrentes, y se te complica cada vez más devolverlos. O cuando se corta el fiado porque al almacén también lo afecta la inflación. Es importante identificar cuándo esas situaciones de ayuda extraordinaria se nos hacen costumbre, y pasan a ser determinantes en nuestra economía.   

¿Cómo no te va a causar estrés saber que debés plata? Es lógico que así sea. Y en este punto es importante identificar cuáles son las causas que te llevan a pedir préstamos, y con qué frecuencia. No es lo mismo solicitar ayuda ante un imprevisto de salud, que para pagar la luz porque te patinaste esa plata en unas zapatillas carísimas de moda. Si se repiten situaciones similares a esta última, es cuestión de organizarse y sincerarte con las prioridades. 

Por supuesto que también podés ser una persona responsable y muy cuidadosa con el mango, pero a la que le pasan cosas que desestabilizan sus finanzas. Te suena familiar, ¿no? Lo que sigue te va a venir como anillo al dedo. 

Los imprevistos que nunca faltan

Es ese baldazo de agua fría que no te esperás y causa tremendo desbarajuste, por no decir estrés. Suelen tener un lado económico, pero también emocional.

Excepcionalidad o imprevisto. Puede ser un gasto inesperado, -como que se rompa el calefón-, o la pérdida de un ingreso. O sea, se te cae esa changuita extra, te despiden de tu trabajo (anulo mufa), etc.  

Picos de consumo. Acá el calendario suele ser determinante: cumpleaños, inicio de clases, vacaciones, Navidad, etc. También puede suceder que andabas bajón o súper feliz, e incurriste en un gasto emocional. Lo sabemos, hay  “gustitos” que se salen de control. 

“El contexto económico financiero puede virar de rumbo. Comprender que nuestra billetera está enlazada a una economía mayor nos recuerda que somos parte de un todo que está en cambio permanente, y al cual le debemos prestar atención”, señala Gabriela Yurquina Flores. Lic Psicología  Mp 207 (Catamarca). Socia fundadora de SUKHA Consultora en Salud Mental Organizacional.

¿Cómo prepararse para este tipo de situaciones? Armando ese colchoncito o fondo de emergencia que nos proteja ante lo inesperado. Obviamente es más fácil escribirlo que lograrlo, pero se puede. Y acá una vez más te pedimos que te sinceres y medites sobre esas compras que podrías haber evitado, o sobre esa desorganización que tenés con la plata y que no sabés en qué se te va.   

También es buenísima estrategia anticiparte a esos consumos que serán difíciles de esquivar -como los útiles para el inicio de clases- y comprar con tiempo aprovechando promos bancarias, descuentos con la tarjeta, o eventos del comercio electrónico (Hot Sale, CyberMonday, Black Friday, etc.). Por ejemplo, sabés que x día es el cumple de tu mamá. Deberías ir chusmeando cuándo es Smartes para aprovechar las cuotas y los descuentos con tope de reintegro. ¡Vale, re contra vale!  


Meter la pata es fácil


Se te infla el pecho porque el mes pasado lograste ahorrar unos pesos, ¡pero los dejaste en una latita en tu casa! Lo primero de todo: ahorrar es clave, así que felicitaciones. Segundo -aguantando cualquier chiste sobre Francia- tenemos que recomendarte que no guardes efectivo porque se devalúa, y también por cuestiones de seguridad. ¡Invertilos! Si te da cuiqui recurrir a alguna opción compleja, metelos en una cuenta que te asegure rendimientos.

El segundo error recurrente es creer que podemos llevar todo en la cabeza. ¿En serio? No te acordás qué comiste ayer, ¡mirá si vas a poder manejar tanto dato! Eso implica un gran esfuerzo mental, y puede resultar simplemente agotador. Metele onda a un presupuesto y a un registro de gastos. Puede ser en papel, en el celu, o en la compu. Como quieras, pero metele. 

Qué hacer para reducir el estrés financiero

Llegado este punto creemos que estamos en condiciones de acompañarte con algunas sugerencias para que no te vayas con las manos vacías. Tranqui, es todo gratis 😉. A lo mejor sentís que no todas aplican para tu caso, pero tal vez te inspiran para buscarle la vuelta a una situación que está compliqueti. ¿Vamos? ¡Vamos!

  1. Capacitarse y recibir educación financiera para ganar independencia y tomar mejores decisiones. También para desterrar algunos mitos infundados que tenemos respecto al dinero. El que estés acá es una excelente decisión, porque Hablemos de plata es un espacio que recibe a toda persona que quiera saber un poco más sobre finanzas o sacarse alguna duda puntual. No tiene costo alguno, y recibe tanto a clientes como a no clientes, y a comerciantes operen o no con Naranja X. 
  1. Preguntar e informarse, pero recurriendo a las personas o entidades correctas. Ojo con cada gurú que aparece prometiendo revelar la fórmula para lograr una fortuna en poco tiempo y sin esfuerzos. ¡No es por ahí! 
  1. Apostar al ahorro siempre que se pueda. No hay que esperar a enriquecerse para armar el colchoncito. Si podés ir invirtiéndolo así crece y no pierde valor, ¡mucho mejor!
  1. Poner la lupa en los gastos hormiga. Suelen ser la explicación a esa plata que no sabés en qué se te fue. Evitá que el café al paso, los puchitos, y los viajes en taxi se conviertan en termitas de tu bolsillo. 
  1. Hacer varios recortes de gastos pequeños -en vez de uno solo muy grande- puede ser más realista. 
  1. Recurrir a una entidad financiera de confianza que te brinde herramientas para administrarte. Acordate que hay deudas buenas -como los préstamos– que pueden impulsarte a crecer. 
  1. Aprovechar al máximo la tecnología, ya sea para investigar sobre finanzas, como para invertir en opciones seguras desde el celu o la compu.  
  1. Entender que la situación que te apremia hoy, no tiene por qué ser permanente. 
  1. Vivir en el presente y pensar en el futuro. Volver al pasado solo para recordar ciertos errores y evitar repetirlos, pero no castigándonos por lo mal hecho. “Pensar hacia adelante para tomar recaudos. Nuestros pensamientos sobre el futuro a veces son bastante grises cuando no negros. En estos casos hay que recordar que la bola de cristal no la tenemos, y que al fin al cabo “solo son pensamientos”, nos puede ayudar a bajar la ansiedad de nuestras premoniciones catastróficas y aceptar que no poseemos el control de todo”, destaca Gabriela Yurquina Flores. Lic Psicología  Mp 207 (Catamarca).
  1. ¿Tenés deudas muy difíciles de manejar por actitudes que se repiten? ¿Podés pedir ayuda! 👉 Existe Deudores Anónimos en Argentina
  1. Olvidate de forzar un nivel de vida que no está acorde a tus ingresos. No tenés que demostrarle nada a nadie. La marca de la ropa que usás o del café que tomás no te definen.
  1. Hablar de plata con vínculos de confianza. También es buena idea compartir tus preocupaciones con la familia, colegas o amistades, porque cuando parece que nos ahogamos en un vaso de agua, otras personas pueden ver la misma situación con más claridad, y proponerte una solución. La Licenciada Yurquina Flores aclara que sostener en soledad nuestras preocupaciones puede hacer la carga más pesada. “No estamos solos o solas, no olvidemos que la potencia colectiva -esto de transitar, resolver o proyectar con otros- nos nutre y aporta a ser comunidades más saludables”, concluye.
  1. Observar la relación entre nuestros consumos y los estados de ánimo. ¡Cuántas veces ante una tristeza vamos por pilchas, o ante la ansiedad por helado y golosina! “Un recurso antes de la ´gran compra´, es tomar un momento de pausa para registrar qué emoción me habita. ¿Si no es comprar, qué otras acciones me pueden ayudar a  transitar mi emoción sin descalibrar mi economía? Quizás entonces aparezcan otras alternativas como llamar a un afecto, una charla , una caminata, o una meditación”, recomiendan Agustina Acuña y Gabriela Yurquina Flores. Licenciadas en Psicología y Socias fundadoras de SUKHA Consultora en Salud Mental Organizacional.
  1. Si notás que el estado de ánimo tiene un impacto negativo en la toma de decisiones financieras, podés buscar ayuda psicológica. ¡Dale para adelante! 
  1. Practicar alguna técnica de relajación. Posta, incluso respirar a conciencia puede ayudarte a aclarar ideas. ¡Y es gratis! 
  1. Revisar los mandatos de género. La licenciada Yurquina Flores destaca que “la masculinidad asociada a tener mucho dinero y ostentarlo, la feminidad asociada a que solo nos interesa la economía del hogar, la ropa y las cremas, son creencias limitantes”. Por eso invita a analizar con mirada crítica estos mandatos, para ser más conscientes y libres en la relación con el dinero. “¿Y cómo son las vivencias en cuanto a capacidad adquisitiva o de ahorro del colectivo LGTBQ+? Abrir la mirada ayuda a alimentar la solidaridad en la construcción de un mundo equitativo”, resalta.
  1. Cuidar la salud física es clave. Hacete un ratito para salir a caminar y oxigenarte. Si estás pidiendo mucho delivery, aflojale, ¡tu organismo y tu bolsillo te lo van a agradecer! También está bueno cuidar las horas de sueño, porque no hay cerebro que rinda para trabajar si no descansa. ¿Estás tomando agua? Parece algo tan básico, pero no siempre resulta simple. En fin, la idea es cuidar “la máquina”, porque tu cuerpo es el único que tenés para trabajar.  

No sabemos si se viene una tercera entrega, capaz ahí nos podés ayudar vos para inspirarnos. Si te queda alguna duda, o si pasamos algún tema por alto, ¡te leemos!  

Sobre SUKHA

Es una consultora en salud mental organizacional. Ofrece servicios para aumentar el bienestar e impactar positivamente en la productividad, profesionalización, y logro de los objetivos organizacionales. Encontrala en Instagram como Sukha consultora.

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