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No importa lo que hagas o lo bien que lleves tu presupuesto, ¿y así y todo no lográs tus objetivos de ahorro? Aunque no lo creas, uno de los misterios más grandes del universo puede tener una respuesta relativamente simple: los gastos hormiga

Los verdaderos enemigos silenciosos de las finanzas son esos consumos que pueden parecer inocentes pero no lo son. Los gastos hormiga tienen un efecto que puede llegar a ser letal en nuestras billeteras, y es clave detectarlos antes de que nos dejen agujeros en los bolsillos.

Si el ahorro te esquiva como Maradona a los ingleses, y querés rehabilitar tu consumo crónico de café al paso cada mañana, chocolate para la vuelta del trabajo, o promociones de todo tipo, llegaste al lugar indicado. 

¿Qué son los gastos hormiga?

Existen tres tipos de gastos “silenciosos” o “inofensivos” pero que, claramente, no lo son: gastos fantasma, gastos hormiga y gastos vampiro. Hoy nos toca enfocarnos 100% en el segundo tipo, y para la próxima hablamos también de los otros dos, para que no te quedes con la duda, tranqui.

Pero, ¿qué son los gastos hormiga, exactamente? 

El almuerzo en el comedor del trabajo, el cafecito a la vuelta de casa, los resaltadores que comprás en el subte aunque no tengas nada para resaltar, las gomitas de pelo que coleccionan los duendes -porque vos las perdés al día de comprarlas-,el bajón después del boliche: todo esto son los gastos hormiga. 

Son compras que se realizan poco a poco y parecen inofensivas por sus montos, pero que -a la larga- son las que terminan poniendo en jaque las cuentas a fin de mes. Ya sea porque son muy difíciles de registrar o tienen casi cero planificación, terminás perdiendo la cuenta de cuánto gastás en estas cositas de acá, esas de allá y las otras de más allá.

Generalmente son gastos impulsivos que no se integran en ninguna de las categorías fundamentales de desembolso de plata, consumos que incorporaste de forma rutinaria y sin los cuales podés vivir tranquilamente o, de última, sustituir por una alternativa más económica. Pero al ser pequeños, pasan desapercibidos. Hasta que ya no más.

Cuando decimos que cada gasto suma, es más literal de lo que pensás. Por eso, lo más recomendable es que estos gastos hormiga no superen entre el 5 y el 10% de tu presupuesto, siempre y cuando consideres y tengas cubiertos los gastos fijos y un porcentaje destinado al ahorro. El problema no es darse gustos, sino hacerlo sin una estrategia financiera.

Gastos hormiga: ejemplos para terminar de entender

Ok, ya vimos lo que son los gastos hormiga, pero ¿cuáles son este tipo de gastos? Los más fáciles de identificar son las golosinas o los productos de panadería que te comprás cada vez que volvés del trabajo porque “te merecés el mimo”. 

Pero hay otros gastos en los que incurrimos casi a diario y que, por ser habituales o de montos pequeños, no tenemos en cuenta en nuestro presupuesto. ¿Se te ocurre alguno? Pensá, pensá. 

Obvio que hay otros un poco más evidentes, como pedir delivery seguido o ir al after office cada dos por tres. Ni hablemos de las compras compulsivas por el simple hecho de que está barato, en oferta, o en muchas cuotas.

Capaz esta nota te viene como anillo al dedo: ¿Qué es el endeudamiento responsable?

Cómo evitar los gastos hormiga

Entonces, ¿qué hacemos con estos gastos antes de que las hormigas se conviertan en termitas que se coman nuestra billetera?

  • Planificá tus compras de forma realista. Los gastos extra siempre van a existir, así que lo más inteligente es considerar este ítem a la hora de planificar tus compras. Asignale entre un 5 y un 10% de tu presupuesto a esos gastos para ponerte un límite sin que sea particularmente restrictivo.

  • Consumí de forma inteligente. Hay muchos días en los que los supermercados y otras marcas tienen descuentos copados o promociones con las tarjetas. Aprovechalos. Otra idea es comprar productos no perecederos en un mayorista, para evitar ir al super todos los días a comprar dos pavadas y otras tantas innecesarias.

  • Registrá todas tus compras, incluso -sobre todo- las impulsivas. Algunas compras y gastos -como el transporte- van a ser inevitables, así que registralos para tener mayor conciencia del destino de la plata.

  • Pensá dos veces antes de comprar algo. Tratá de no dejarte llevar por el impulso, y date un tiempo para pensar si en serio necesitás eso que tanto te gustó. La mayoría de las veces la respuesta va a ser no, y tu bolsillo te lo va agradecer. Así también vas a comprar las cosas que posta posta querés, y no cualquier capricho del momento.

  • Cambiá algunos de tus hábitos. No hace falta pedir delivery todos los días. ¿Y qué me contás del trabajo? ¿Todavía comprás comida hecha en vez de amigarte con el tupper? Si podés caminar 15 cuadras, hacelo. Tampoco necesitás comprar café todos los días. Con pequeños cambios podés lograr grandes diferencias económicas.

Evitar o controlar tus gastos hormiga no significa privarte de todos los gustos y mimos. Para nada. Implica ser más responsable con tus compras para, cuando quieras darte esos gustos, lo hagas sin preocupaciones. ¿Viste que los adultos siempre dicen “cuando seas grande me vas a entender”? Bueno, cuando tus ahorros empiecen a crecer porque te llevás la botella de agua recargada en lugar de comprar en el kiosco cada vez, nos los vas a agradecer. 100% real.

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